martes, junio 14, 2005

De Tempore et Pluribus Formae eorum

Olvido.

Olvido que olvido a Olvido...

Y en el pasado remoto, había una Olvido, y yo la espiaba y sabía de Ella y Ella no sabía de mí. Cada palabra que destilaba su boca era ambrosía que mis oídos devoraban con fervor. Cada letra que dibujaba su pluma era una letra que yo grababa a fuego en mi memoria.

Pero olvidé a Olvido y ya casi no recuerdo.

Olvido.

Olvidé el latín que aprendí en el instituto, el latín que me hizo mayor, el mismo latín en el que, ¿por qué no decirlo? Destaqué.

¿Y acaso ahora no soy ni la sombra ni el reflejo de lo que fui?

Y veo que el tiempo avanza, en marcha atruena, como la razón, y me olvido de lo que fui y de lo que ha de venir. Y ya sólo mido el tiempo con la altura de mis pretensiones y sólo se refleja en la altura de un edificio. Pero el edificio no crece sino que mengua.

Todo es confusión y no es ninguna etapa vital. Ahórrense, moralistas y piadosos lectores toda clase de moral o de consejo de clase alguna. Si hay algo que no puedo perdonar, es un consejo. Puedo capearlo e ignorarlo, pero no perdonarlo.

Y no es la clase de confusión que significa un orden interno más complejo. Un orden en el caos. Es pura entropía, sin más. La misma Entropía que es el destino de todo lo que Es.

Y eso suena terriblemente superficial, pero no es más que un concepto llano que, quizás desacertadamente, pretendo trasmitir con otro más elevado en sincrónica contraposición de lo que significa explicar.

Volviendo al núcleo de la cuestión (y no es esa una palabra que ahora me proporcione placer), hace años, un año era el infinito. El cielo abierto y despanzurrado sobre mi conciencia. Ahora un año es un soplo. Ahora un año es un roce más con la vida y nunca hay verdadero contacto, parece, y me angustia verme así. ¿Soy acaso presa de una profunda nostalgia? ¿Es ésta una emoción inducida para poderme expresar con la intensidad necesaria? Por una vez, y sin que pueda servir de precedente, no creo.

El tiempo ahora avanza más deprisa y en mi subjetividad el presente ya ha pasado. El futuro es el pensamiento. Pensar más lentamente de lo que avanza el mundo es vivir en el pasado y yo estoy desentrenado en lo que pensar aprisa se refiere.

Me resulta tan arduo leerme que prometo regalar varitas de regaliz al que se digne a leerme.

Cariñosas salutaciones a todo el que me lea:

Álvaro

De senectute Regis

"Donde otros ven paz... Yo veo tedio.

Donde otros ven amor, YO veo hipocresía.

Donde otros ven sosiego, yo comprendo estupidez supina y de cúbito prono sumisión.

¡¡Capullos!!"

Así rezaba una pintada en una pared, que escrita en rojo sobre ladrillo rojo, habría pasado desapercibida para casi cualquier otro viandante, pero no para Igramul.

Igramul había nacido centenares de años ha de una pareja acaudalada y acomodada de campesinos y había madurado comprobando como cada vez que el calendario perdía una hoja, el mundo se hacía más viejo y más decrépito.

Para otros ganaba en vanguardia, en libertad y en tantos otros valores. Para esos otros él habría sido un viejo loco trasnochado.

Él sólo veía decrepitud, y para él las paredes de la biblioteca rezumaban podredumbre. La misma biblioteca que otrora fuera su morada y le permitiera así encontrar saber entre sus muros, así encontrar sabios en sus salones. La misma biblioteca cuya fachada de ladrillo rojo lucía ahora esa irreverente y desesperanzadora pintada.

Porque esa pintada no era fruto del vandalismo de sabe Dios qué jovenzuelos buscadores de problemas.

Aquella pintada era el lamento de alguen que se dolía por el pasado. De alguien al que el amor por el pasado consumía desde dentro hacia afuera. De alguien que vivía por y para la nostalgia.

Igramul identificó de inmediato la caligrafía y supo qué hacer en ese mismo instante. No podía dejar de mirar atrás, y no podía dejar de dolerse.

Cual Edmundo Dantés recién salido de una secular reclusión, se prometió que los que había destruido su matriz, su dadora de vida a éste su mundo, sufrirían. Sufrirían desgracias sinnúmero antes de morir de alguna forma espantosa o acaso antes de no morir.

¿En qué pensaba Igramul cuando por vez primera se encontró frente a aquellas paredes, refulgentes de la vida interior que dentro tenían?

Tenía el corazón en paz y la inteligencia calma, presta a destruir a los destructores de su pasado.

- Que tiemblen -

Y no lo dijo con odio, ni profundo ni somero. No lo dijo con emoción de ninguna clase. Lo dijo con pasmosa calma y atronador, pero a pesar de todo silencioso aplomo.

Y si sus enemigos le hubieran oído, le habría temido. Si sus enemigos le hubieran oído no habrían sacado sus respectivas cabezas de sus respectivas guaridas sino que antes bien, se habrían puesto de acuerdo entre ellos olvidando sus diferencias para hacer frente a un enemigo común.

Pero sus enemigos nunca destacaron por su inteligencia, ni por sus contactos, y no sabrían del poderoso enemigo que se les echaba encima hasta que la certeza de un dolor que no pueda tener fin no fuera sino una piedra en sus entrañas.

Consumiéndoles desde dentro. Para siempre.

Igramul, cumplidor con los tópicos del cine, se puso unas gafas de sol, se dio media vuelta y se alejó por la misma calle por la que había venido.

___

PD.

Acabo de abrir un hilo con ese mensaje en el foro de la Biblioteca Oscura.

¿Qué me ha impulsado a hacerlo?

¿Seré coherente?

No creo.

¿Pillarán la indirecta? ¿Me chaparán el hilo?

¿Me lo borrarán?

¿Continuaré narrando las andanzas de Igramul?

AOIM

Háganse las Letras

Y las letras empezaron a tomar forma.

Empezaron siendo un clip.

Misteriosas fuerzas físicas que es imposible estudiar experimentalmente puesto que se dan sólo en condiciones harto singulares, empezaron a retorcer y a modelar el clip. Diríase que el pedacito de alambre tenía voluntad propia, amén de excepciones obvias.

Y se hizo la A y Todos se regocijaron.

Y empezaron a dialogar en un idioma desconocido binario, compuesto por vocales anteriores abiertas y silencios. Y ese idioma tenía una sonoridad propia y uniforme que conformaba dentro de las mentes del pueblo, la forma de percibir la Realidad.

Pero el diálogo era incómodo y tedioso cual éntico dialecto y nadie sabía porqué ni sabía cómo solucionarlo. Y sólo los más audaces osaban crear en ese idioma.

Y se hizo la O y todos se regocijaron.

Y el Mundo sufrió una gran convulsión y nadie supo porqué, pero desde ese momento todo el mundo empezó, cual en Torre de Babel a componer poesía en verso endecasílabo, en un idioma compuesto por vocales anteriores abiertas y vocales semicerradas posteriores.

Y las Fuerzas vieron que era bueno y desenrollaron el clip, para significar la llegada de tiempos mejores.

Y se hizo la I.

Y el Pueblo empezó a ponerle matrículas a sus vehículo, y a numerar las páginas de sus volúmenes que compendiaban la sabiduría. Y pusieron palitos en fila y llenaron el mundo de vocales.

Y las fuerzas primordiales vieron que el Pueblo tenía la mandíbula cada vez más desencajada y la boca cada vez más seca y se apiadaron del Mundo.

Hiciéronse las consonates: y la primera consonante fue una M.

Y los recien nacidos ya tuvieron algo que decir y las nuevas generaciones pudieron por fin tomar decisiones y expresarse por sí mismas. Y ya no se oía la voz de los Mayores.

Y los mayores se alarmaron porque veían que los Tiempos habían cambiado y ya no hablaban un idioma binario. Los más viejos sólo sabían recordar y ya nadie miraba al futuro.

Y las nuevas generaciones se empezaron a disculpar en tres letras y vieron las cualidades del insulto. Y ya nadie supo vivir en paz y armonía. Y sólo hubo guerra.

[to be continued]