domingo, marzo 01, 2009

Un rapidísimo apunte

"he had travelled to Tokyo, New York and London. He became a world known actor. Then he got back to his life in Namibia, to raise cattle. Nothing that was worth to us, was worth to him" (About "Gods must be crazy" main actor)

Cuando tenía cuatro años, un día, mi maestra, B. Pais, tuvo la pala pata de enfermar, conque nosotros, sus niños, nos repartimos por las clases de sus compañeras maestras para que nos acogieran.
Con cuatro años, estaba todavía en "materna", no aprendíamos a leer, sólo hacíamos algunas letras en un cuadernillo. Pero aquel malhadado día, nos mezclaron con niños mayores que nosotros, que ya iban a "prima elementare". La profesora, con un público de niños y niñas que sabían leer mezclados con niños ignorantes aún de los poderes de las letras, se afanaba por encima de una pizarra, la tiza dale que te pego, tejiendo símbolos arcanos.
Observar aquel galimatías, me produjo el más sincero desasosiego que recuerdo en toda mi vida (y destaco que son diecinueve años los que han pasado), y no pude dejar de llorar volviendo a casa, pensando la tarea enorme que se me venía encima: ¡¡aprender a leer, nada menos!! Antes que pasara un año, aquella pizarra tenía que acabar significando algo.

El miércoles pasado, una alumna de quinto, nos expuso su proyecto de fin de carrera. Observar todas aquellas láminas, exaustivamente cargadas de información, de diseño, de sudor y sangre, me produjo una regresión a aquellos tiempos remotos en que las letras eran arañas blancas de tiza. Hoy me pregunto, si no en un año (que hay que ser realistas), ¿cómo? Digo ¡¿Cuándo? ¿Podré yo con eso?! Dios, es tan corto el amor, ¡es tan largo el olvido!