jueves, diciembre 15, 2005

Capricho

Hilvanar ideas, palabras y frases.

Ya se sabe, una detrás de otra: se empieza con un "Érase una vez", se acaba con un "y vivieron felices y comieron perdices". El entrepán es materia grasa combustible.

Lo importante es que se fuera de una vez, que se deje de marear la perdiz.

Hilvanar ideas, palabras y frases.

Conseguir llegar a buen puerto: la navegación de cabotaje murió con la llegada de la brújula. ¿Cuál sería la brújula si establecemos un símil con la literatura? ¿Cuándo se salió por vez primera a mar abierto, sin la seguridad a las espaldas de que hubiera un buen puerto? Presentación, nudo y desenlace.

Aún dura, a las duras y las maduras.

Escribir un exabrupto no dirigido, vomitar palabras sin sentido, hacer un garabato y mezclar colores. Un texto. Un dibujo. Una conversación. Dos textos, dos dibujos y dos conversaciones. Una serie de cada.

Después barrer, quitarle la espuma, condensar el meollo, pulir y buscar formas en las nubes, encontrarle sentido al capricho. Sentido a las formas después. El primer producto sale del corazón, no de la cabeza... ¿del corazón? De cojones.

Me permito incorrecciones: por mucho que digan, nadie piensa con el pene.

Estructurar después. Aún no domino ese paso, lo veo terriblemente arduo, pero por fortuna, veo esas formas en las nubes, soy capaz de hacer manchas bonitas y me gusta desmontar.

Nadie piensa en las pobres perdices.


Me han comido... la cabeza, ¡ay de mí! Si pensara con el pene...