lunes, agosto 01, 2005

Luchar por Nada

¿Se puede luchar durante toda la vida por nada en absoluto? Se puede.

El año pasado murió un profesor mío, una de las personas más interesantes que he llegado a conocer: que había pasado por casi todo por lo que se puede pasar y que se había hecho principalmente del esfuerzo. Era un fumador compulsivo y murió de cáncer de pulmón. No me extrañaría saber que murió con un cenicero lleno de colillas al lado y con la boca llena de humo.

Sin embargo tampoco me extrañaría todo lo contrario. Es decir, era una persona extremadamente cultivada, con un intelecto agudo e incluso físicamente poderosa. No sé en que pudo pensar antes de irse para siempre. No sé si creyó en Dios o en algún tipo de ética o de valores validos para toda la humanidad conforme se asomaba al abismo. No creo que sea posible realizar pruebas experimentales para comprobar cuales pueden ser los pensamientos de una persona que esta en el lecho de muerte. Las pruebas de laboratorio siempre acaban con un cadáver. De una persona sin valores se puede esperar cualquier cosa.

En cambio, si que tengo una ligera idea de lo que esa persona intento trasmitirme con poderosa doctrina o razonamiento, que ya no se. Era un profesor de historia y filosofía y es probable que cualquier cosa que yo pueda expresar aquí ahora mismo sea mero desecho de la leve patina que dejo sobre mi ser, que siempre será mucho menos de lo que esa persona sabia o creía.

No me voy a meter a analizar nada concreto porque soy capaz de patinar muchísimo, pero si que puedo intentar trasmitir con la siguiente anécdota una manera de ver las cosas,

Si yo fuera mayor de lo que soy lo que voy a contar adquiriría mas dimensiones, pero por suerte soy joven y cuando hablo de mis días en el instituto hablo apenas del año pasado.

El año pasado, inmersos en la natural apatía del estudiante que sabe que le van a aprobar por su cara bonita y en la acostumbrada clase que casi podríamos llamar voluntaria de algún filosofo difuso en mi memoria, una compañera de clase leyó una frase que probablemente fuera parte de su filosofía de vida, una bonita frase que habría recortado de alguna parte y pegado en un bonito diario plagado de fotos. Como estoy contando hechos reales, al contrario de lo que pasa con las habituales narraciones dentro de las narraciones, no puedo citar con precisión las palabras que dijo, llamémosla B., aquel día, pero puedo aventurar un recuerdo que para variar es confuso: "un hombre aguerrido es aquel que muere en defensa de sus valores, sabio es aquel que vive para enseñarlos". El concepto era ese.

Digamos que mi profesor se puso de, digamos (y valga la rimbombante redundancia) muy mala hostia, aunque siempre coherente y razonable. Para empezar y quizás terminar de demoler la famosa frase, empezó por derribar los valores, así, en genérico, diciendo algo que siempre se quedara grabado en mi memoria y que creo que es un buen argumento para abatir la inmensa mayoría de las creencias ciegas. Los hombres que empezaron la segunda guerra mundial eran hombres con unos valores muy firmes, eran hombres que realmente creían que el Holocausto era necesario. Gente que creía que su manera de ver el Mundo era la única y que por lo tanto el Mundo sin su guía no tenia sentido. Dicho sea de paso, para comprender eso, es instructivo ver la película el Hundimiento. Eso vale para los nazis que empezaron la segunda guerra mundial pero también vale para los terroristas integristas islámicos y para toda clase de radical dispuesto a dar la vida por sus ideas.


¿Dónde esta el limite? ¿Cuándo un valor deja de ser un valioso para convertirse en un lastre que cierra las percepciones y lleva a la intolerancia? El limite, como para la justicia, es poco claro. No se puede permitir que nadie se tome la justicia por su mano precisamente porque el administrar justicia es una prerrogativa que se adjudica uno de los poderes del estado, porque no hay nada que implique mas responsabilidad que establecer limites, que llamaremos leyes, y no seria justo que ningún individuo particular cargara con semejante responsabilidad. De hecho es notable que entre las tareas de los jueces no se cuenta en ningún caso la de establecer lo que esta bien o lo que esta mal (que seria establecer una serie de ética y de valores propios), en ese sentido solo existe la responsabilidad de interpretar las leyes que el mismo no redacta y emitir veredicto según ese criterio.

Como decía, gracias a... a lo que haya que darlas, hay un limite que imponen las leyes. Las leyes son el límite, pero las leyes están hechas a medida del ser humano, confeccionadas y aprobadas por las cámaras, dependen de su ética que a su vez depende de sus valores. El estado democrático ideal es aquel en el que el pueblo se representa si mismo con sus creencias y con sus valores, buenos o malos (sea lo que sea lo que signifiquen esas palabras llegados a este punto) y aunque no siempre es lo mejor para el pueblo (suponiendo que existe alguna cosa mejor que alguna otra cosa) será casi siempre garantía de que la mayoría del pueblo, que vota a sus gobernantes, estará conforme, puesto que se sentirá el responsable ultimo, salvo en casos de corrupción extrema, y si no estuviera conforme, tiene por lo menos la seguridad de que solo es cuestión de tiempo el que su discernimiento tome de nuevo las riendas del poder. En cuanto nos salimos de esas premisas, dejamos de hablar de estado democrático.

El proceso que establece los límites es tan complejo y en suma tan poco fiable que a menudo la gente desconfía de la justicia, con razón. Es una concatenación de trámites, valores y criterios dudosos en donde hay que contar además con el error humano. El margen de error se dispara. Es extremadamente poco fiable pero sin embargo es lo único que tenemos y es la manera que intuyo que se ha demostrado más eficiente para administrar los límites de lo moralmente correcto dentro de unos márgenes que concedan las libertades fundamentales al individuo. Ya hablare de libertades fundamentales en otro momento si se tercia.

El sistema es tan poco fiable que creo firmemente que la única manera de vivir en libertad y sin dilemas morales, en rigurosa coherencia con los valores de todo el mundo, es no tenerlos. La religión del ateo, los valores del nihilista.

Procuro estar tan abierto a todo que a menudo me pregunto si no debería abrirme a la idea de cerrarme en banda en algunos asuntos.

No creo que se pueda creer que haya algo valido en todo momento para toda la humanidad. Nunca nada será blanco o negro ni nadie tendrá nunca la verdad absoluta, aunque es cierto que todo ser humano, como tal, tiende al maniqueísmo y a imponer su verdad particular: es un impulso que habría que controlar.

Puede que hasta aquí no haya soltado más que lo que pretendía: tonterías poco fundadas según una filosofía canónica, pero al menos creo haber intuido que, después de todo, se puede hacer una vida seria y libre con una filosofía como la suya. La cuestión es decidir si merece la pena o no. Decidir si la seriedad y la libertad son objetivos prioritarios.

Una vida seria y libre. Eso es fundamental, signifique lo que signifique eso, no digo creo firmemente, porque seria estar en desacuerdo conmigo mismo, digo intuyo.

Estoy abierto a sus comentarios, si me leen.

Gominolas de mora para el que llegue hasta aquí y me de su opinión fundada al respecto.

5 Comments:

Blogger Lince said...

prefiero el regaliz de toda la vida.

Procuro estar tan abierto a todo que a menudo me pregunto si no deberia abrirme a la idea de cerrarme en banda en algunos asuntos.

creía que solo a mi me pasaba.
parece que está usted haciendo oposiciones para entrar en la secta Virgiliana...

interesante post para discutirlo con el muchacho de rizos (el otro, quiero decir)

1/8/05 23:53  
Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

9/8/05 13:01  
Anonymous Anónimo said...

Coño, me ha gustado, cosas así son sobre las que me gusta a mí discutir.

No creo que la ausencia de valores sea ser libre pues ser libre es decidir y elegir. Creo que has mezclado el hecho de libertad con "sentirse pleno, justo, etc.."

Por otro lado creo que no se puede vivir sin valores, sin ética, sin moral. No que no se pueda por ser necesario sino porque es algo esencial del ser humano que no es animal, no llamaría ser humano a alguien sin ética, alguna, la que sea.

El no querer tener valores e intentar ponerlo en práctica me parece que puede llevar irremediablemente a la locura por la irracionalidad que se presenta necesaria o por el cambiar de un lado a otro según sea conveniente en cada momento. Sería una buena razón para el suicidio.

Y por último, yo creo que a los de Derecho lo primero que les enseñan es que Justicia y Ley van por separado, no sé si será verdad.

Gándalf.

19/8/05 21:43  
Blogger Fingal said...

Voy a empezar tirando de este hilo:

"El sistema es tan poco fiable que creo firmemente que la única manera de vivir en libertad y sin dilemas morales, en rigurosa coherencia con los valores de todo el mundo, es no tenerlos".

Creo que vivir sin dilemas morales sería equivalente a vivir sin plantearse qué es correcto hacer. Más aún, vivir sin un criterio que te lleve a decidir algo cada vez que tienes la sensación de poder decidir. ¿Es esto posible? No me lo parece, pero si lo fuera, anular la toma de decisiones sería una especie de dejarse llevar por la vida, e incluso esa actitud, si en algún momento se eligió (o decidió) no dejaría de ser una decisión y en cierto modo una "ética" entendiendo esta en un sentido muy general.

Sin embargo, algo más que me viene a lamente tras leer ese hilo es el planteamiento de que si yo no tengo unos valores definidos, rígidos, no entraré en conflicto con los valores de los demás. Esta conclusión es de gran importancia si la unimos a este otro hilo:

"No creo que se pueda creer que haya algo válido en todo momento para toda la humanidad"


Llegado a este punto, antes de entrar en un diálogo (o discusión), creo que debo empezar por hablar de lo que creo haber entendido de tu discurso.

Me da la sensación de que no pretendes negar totalmente la ética o los valores o la pregunta "¿qué debo hacer?" o simplemente "¿qué voy a hacer?". Me parece (y puedo equivocarme) que lo que tú planteas es rechazar la rigidez de las éticas y de los valores y que planteas como alternativa la tolerancia y la amplitud de perspectiva. No aceptar nada completamente, sino seguir dudando de todo, manteniendo constantemente una actitud crítica de tus ideas. Interpreto esto porque no crees que haya algo válido para todos en todo momento, y por una frase muy clara al principio: "¿Cuándo un valor deja de ser un valioso para convertirse en un lastre que cierra las percepciones y lleva a la intolerancia?": La propia pregunta lleva su respuesta. Tú mismo respondes qué clase de actitudes dejan de ser correctas.

Tampoco pretendo que mi interpretación sea exhaustiva ni que cubra todos los matices de tu pensamiento. Sería, además de extremadamente pretencioso por mi parte, imposible. Solo intento extraer la idea que me parece básica.

Veo muy difícil no compartir esa idea básica que creo entender en tu discurso. Sinceramente, para mí la fe está muy lejos de ser una virtud. Aceptar las cosas sin pensarlas, sin saberlas, es ignorancia. Y, claro, saber algo es muy difícil. Ese proceso de "saber" debe ser lo más completo y exhaustivo posible y siempre susceptible de mejoras.

No sé si te sirve de algo. En una cosa sí creo (no por fe, sino a través de meditaciones que no han concluido) y es en la vida en sociedad. Creo que es bueno para mí y para todos los demás que comparten esa sociedad. Te da una cantidad de opciones y posibilidades en comparación con una vida en solitario abrumadora. Aunque solo partas de un objetivo tan inmediato como lo que podríamos llamar tu felicidad, bienestar, desarrollo…

Las leyes no son una ética, sino normas para que la vida en sociedad sea posible. Querer vivir en sociedad es el principio ético. Cómo organizar la sociedad es otro asunto.

Creo que esto es todo lo que puedo aportar de momento.

Me gustan más las moras que los regalices. De hecho, las moras me encantan y el regaliz no me gusta.

19/9/05 13:56  
Blogger Fingal said...

Sí quiero añadir que las preguntas y las dudas te llevan a intentar aprender e intentar aprender puede llevarte a aprender. Rechazar el aprendizaje parece preferir la ignorancia al conocimiento, lo cual puede ser una opción, no lo niego, pero no es la mía.

19/9/05 13:59  

Publicar un comentario

<< Home