lunes, octubre 19, 2009

Las aventuras del buen soldado Švejk - o traducción literal del título checo Las maravillosas aventuras del buen soldado Švejk durante la Guerra Mundial que es un título con bastante más garra y excepcional como sinopsis, por Jaroslav Hašek

Dicen de él que es el Don Quijote checo. Dicen de él muchas cosas, muchos expertos, y en cualquier página de tres al cuarto hay análisis más profundos que los que puedo hacer yo.

Una sinopsis un poco más amplia para el que llegue de nuevas: Švejk, natural de Praga, en el imperio Austrohúngaro, les recorta las orejas a perros mil leches, les blanquea los dientes y los tiñe para venderlos como si fueran perros con pedigree. Fue declarado imbécil por comisiones militares, y se pasa la mitad de su vida rebotando de prisión a prisión por culpa de graves malentendidos. Han matado al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, y Austria-Hungría se prepara para la guerra, para la Gran Guerra, así que Švejk tiene que (y quiere) ir al frente a dejarse sacar las tripas por el Emperador.

De la wikipedia:

Švejk está muy entusiasmado de servir a su país, a pesar de ello es reclutado a la fuerza en el ejército Austro-Húngaro y en esta fase va viviendo diversas aventuras a medida que se acerca al frente de batalla. Su forma especial de atender a las órdenes de sus superiores y la forma de ejecutarlas hace quedar siempre en duda al lector acerca de su posible estupidez/sabiduría, su capacidad dual ante el mundo inventa un estilo que con el tiempo se ha venido a denominar con la palabra "švejking".


La historia se centra en el transcurso del primer año de guerra, este marco histórico permite a Švejk unirse a diversas aventuras satíricas en diferentes lugares, todas ellas forman parte de una larga anábasis hasta unirse a los frentes en batalla. La novela está inacabada y rompe la trama de forma inesperada antes de que Švejk tenga oportunidad de participar en el frente en las trincheras. [Hasek murió de tuberculosis mientras estaba publicando todavía la cuarta parte de seis de la novela]


No se puede explicar correctamente la dura tragedia que se trasmite acompañada de carcajadas sinnúmero, así que procedo a citar algunos párrafos que me llamaron poderosamente la atención mientras los leía:

[Švejk hablando con su casera sobre el asesinato del Archiduque] - Hay revólveres que no disparan por más que uno se afane en ello, señora Müllerová. Hay un montón de sistemas diferentes, pero para asesinar al archiduque han debido utilizar un artefacto de los mejores. Me juego lo que quiera a que, además, el hombre que lo ha hecho estaba vestido para la ocasión. Ya se sabe que disparar contra el archiduque es un trabajo difícil. No es como cuando un cazador furtivo dispara contra el guardabosques. Lo que importa es la manera en que te acercas. No puedes ir a ver a un señor así con un traje andrajoso. Hay que llevar somprero de copa si no quieres que la policía te eche.
- Parece que ha sido más de uno, señor.
- Está clarísimo, señora Müllerova- dijo Švejk [...]- Si usted quisiera matar a un archidique o a un emperador, seguro que consultaría a alguien más. Cuantas más personas, más juicio. Uno propone esto, el otro aquello, y es así como "se logra un buen resultado" como dice nuestro himno nacional. [...]

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El puesto de guardia estaba decorado con litografías que en aquella época el Ministerio de la Guerra enviaba a todas las oficinas de tránsito militar, así como a las escuelas y los cuarteles.
Al buen soldado Švejk lo saludó un cuadro que, según rezaba el título, representaba al teniente Franz Hammel y los sargentos Paulhart y Bachmayer del real e imperial regimiento de Tiradores nº 21, incitando a la tropa a continuar.[...]
A la derecha, abajo, colgaba un cartel con la siguiente inscripción: "ejemplos singulares de heroísmo".
Con este tipo de carteles, cuyos ejemplos habian nacido de la imaginación de los funcionarios del Ministerio de la Guerra y diversos periodistas alemanes llamados a filas, la vieja y estúpida Austria quería infundir entusiasmo en los soldados que nunca leían cosas por el estilo. Y cuando, también para infundir valor en la tropa, se enviaban libros al frente, los soldados utilizaban las páginas para liarse cigarrillos de tabaco de pipa o empleban los ejemplares para fines aún más adecuados, como correspondía al valor y el espíritu de los excepcionales episodios heroicos descritos en ellos.
[...]Švejk leyó el siguiente cartel:

Citar:
EL COCHERO JOSEF BONG
Los soldados del cuerpo de sanidad trasladabn a los heridos graves hacia los carros que estaban preparados en un desfiladero oculto. Tan pronto se llenaron, los rusos comenzaron a cubrirlos de granadas. Una granada mató al caballo del cochero Josef Bong, del tercer escuadrón real e imperial de cocheros. Bong empezó a lamentarse: "¡Pobre caballo! ¡Mi caballo blanco ha muerto!. De repente otra granada impactó en el propio Bonh. A pesar de ello, el soldado desenganchó su caballo y llevó el carro a un refugio seguro. Entonces regresó para coger los arreos del caballo muerto. Los rusos continuaban disparando. "¡Disparad, malditas fieras, no dejaré aquí los arreos!", exclamaba mientras quitaba los arreos del caballo. Cuando acabó, los arrastró hacia el carro. Allí, a causa de su larga ausencia, tuvo que soportar las maldiciones de los soldados del cuerpo de sanidad. "No quería dejar los arreos, son casi nuevos. He pensado que sería una lástima. No nos sobran." Así se disculpó el valiente soldado mientras se dirigía hacia el puesto de socorro, donde comunicó que estaba herido. Más tarde, su capitán lo condecoró con la medalla de plata por su valor.


[...] Cuando Švejk acabó de leer, le dijo a los guardias territoriales:
- Este es un buen ejemplo de valentía. De este modo nuestro ejército tendrá muchos arreos nuevos. Pero en praga leí en un periódico un caso aún mejor: en Galitzia, en el séptimo batallón de guardias rurales había un médico, de nombre Josef Vojna, un voluntario de un año. Cuando la lucha llegó a las bayonetas, recibió una bala en la cabeza. Querían llevarlo a puesto de socorro, pero él gritó que no se dejaría vendar por un arañazo tan pequeño. Y quiso regresar a su pelotón, pero una granada le destrozó el tobillo. Quisieron llevárselo de nuevo, pero él empezó a andar cojeando hacia la línea de combate. Apoyándose en un bastón, luchó contra el enemigo hasta que una granada le arrancó la mano con la que sostenía el bastón. Se lo puso en la otra mano gritando que esto lo pagarían caro y no sé qué habría pasado si un proyectil no hubiera acabado definitivamente con él. Quizá, si no lo hubiera matado, también lo habrían condecorado con una medalla de plata por su valentía. El proyectil le arrancó la cabeza de cuajo y mientras iba rodando por el campo de catalla, aún exclamó: "¡Cumple fielmente tu deber, aunque en ello te vaya la vida!".

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[Sobre Flanderka, jefe de los gendarmes de un pueblo checo]Y el puesto de mando de la gendarmería del distrito lo bombardeba diariamente con preguntas como: por qué no había respondido el cuestionario número 72.345/72a/f D, por qué no había despachado las instrucciones relativas al número 88.992/822gfeh Z, cuáles eran los resultados prácticos de las disposiciones número 123.456/1.922b/r V, etcétera.
El asunto que más preocupado lo tenía era encontrar confidentes y delatores a suedo entre la población local. Como le parecía imposible encontrar a nadie apropiado para esta tarea en la región de Blata, donde los habitantes eran famosos por su testarudez, se le ocurrió elegir para esta tarea al pastor local llamado Pepek, ¡salta! Se trataba de un cretino que, al oír ese grito, comenzaba a saltar; una de aquellas figuras dignas de lástima, abandonadas por la naturaleza y los hombres, un retrasado que por unos cuantos florines y un poco de comida apacentaba al ganado comunal.
Un día Flanderka lo hizo llamar y le dijo:
- ¿Sabes quién es el viejo Procházka, Pepek?
- Beee.
- No des balidos y recuerda que es el nombre con el que popularmente se conoce a nuestro emperador. ¿Sabes quién es nuestro emperador?
- Nuestro emperador.
-¡Muy bien, Pepek! Ahora recuerda bien: si a la hora de comer, cuando vas de casa en casa, escuchas que alguien dice que nuestro emperador es un imbécil o algo por el estilo, tienes que venir aquí a comunicármelo, ¿entendido? Te daré veinte céntimos. Y cuando oigas que alguien dice que perderemos la guerra, vienes y me lo cuentas; por supuesto, recibirás veinte céntimos. Pero si me entero de que me estás ocultando algo, ya verás lo que voy a hacer contigo. Te detendré y te llevaré a Písek. ¡Y ahora salta!
Pepek dio un salto y el jefe de los gendarmes le dio dos monedas de veinte céntimos. Después, muy contento, escribió un informe al puesto de mando de la gendarmería del distrito comunicando que ya había encontrado informador.
Al día siguiente fue a verlo el capellán para confiarle con gran secreto que por la mañana había encontrado al pastor comunal, Pepek, ¡salta!, en las afueras del pueblo y que este le había dicho: "Capellán, el jefe de los gendarmes me dijo ayer que nuestro emperador es un imbécil y que no ganaremos la guerra. ¡Beee! ¡Hop!"
Como consecuencia de las explicaciones del capellán, Flanderka hizo arrestar al pastor comunal, que más tarde, en el Castillo de Praga, fue condenado a doce años por intrigas peligrosas, traición a la patria, ofensas a Su Majestad y otros delitos y faltas.
En el jucio, Pepek, ¡salta! se comportó de la manera habitual, como si estuviera en los prados o hablando con los campesinos. En lugar de responder a las preguntas, balaba como una cabra, y cuando le anunciaron el veredicto exclamó "¡Beee! ¡Hop!" y dio un salto. Por esta razón, según una condena posterior por motivos disciplinarios, lo sancionaron con un catre duro en la celda de castigo y tres días sin comer.
Entonces el jefe de los gendarmes se quedó sin delator y tuvo que inventarse uno con un nombre falso.

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El subteniente Cajthaml leyó todo el texto de la orden de la división de la cual no se separaba nunca; por eso se sabía casi de memoria que un kilo de zanahorias en zona de guerra valía quince céntimos y medio, mientras que un kilo de coliflor destinado a la cocina de ogiciales en la zona del frente ascendía a una corona setenta y cinco céntimos el kilo.
Los funcionarios que había elaborado esta ley en Viena se imaginaban que la zona de guerra era una región donde abundaban zanahorias y coliflores.

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Un poco más lejos, un soldado húngaro jugaba con un pope. En el pie izquierdo le había atado una cuerda que sujetaba cen la mano, y con la culata lo obligaba a vailar czardas; mientras tanto tiraba violentamente de la cuerda, de modo que el pope caía de bruces y, como tenía las manos atadas a la espalda, no podía levantarse. Intentaba desesperadamente dar media vuelta para poder ponerse de pie. El gendarme se hastaba de reír hasta el punto de quye se le saltaban las lágrimas. Cada vez que el pope se levantaba, él estiraba la cuerda y el pope volvía a caer de bruces.
Al final, un oficial de la gendarmería puso fin a aquella broma: ordenó que se llevaran a los prisioneros a un lugar cubierto detrás de la estación para que las palizas que recibieran no quedaran a la vista de todo el mundo.

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[Vodicka es un amigo de Svejk que odia a los húngaros, y se mete en trifulcas con ellos toda vez que puede. Se han encontrado fortuitamente cuando sus dos compañías han coincidido en el mismo lugar, y han pasado un tiempo juntos]

Cuando llegó el momento de despedirse de Vodicka porque cada uno debía dirigirse a su regimiento, Svejk dijo:
- Ven a verme después de la guerra. Me encontrarás cada tarde a partir de las seis en la taberna del Cáliz, en la calle Na Bojisti.
- Ya nos veremos pues - respondió Vodick-. ¿Y hay diversión en tu taberna?
- Cada día pasa algo -prometió Svejk-. Y si el ambiente estuviera demasiado tranquilo, nosotros mismos montaríamos un follón de mil demonios.
Se separaron. Cuando ya se habían alejado unos cuantos pasos, el viejo zapador gritó a Svejk:
- ¡Que haya bullicio cuando venga a verte!
Svejk respondió:
- ¡Ven sin falta!
Se alejaron y al cabjo de un rato, desde una esquina de la segunda línea de los barracones se escuchó la coz de Vodicka:
- ¡Svejk! Eh, Svejk, ¿qué cerveza sirven en el Cáliz?
Y como un eco llegó la respuesta de Svejk:
- La de Velké Popovice
- Creía que tenían la de Smíchov -gritó Vodicka en la distancia.
- También hay chicas -gritó Svejk.
- Pues depués de la guerra, ¡a las seis de la tarde! -gritó Vodicka desde una calle más abajo.
- Será mejor que vengas a las seis y media por si me retraso -respondió Svejk.
Entonces volvió a escucharse la voz de Vodicka, ya desde muy lejos:
- ¿No puedes a las seis?
- De acuerdo, allí estaré a las seis -fue lo que Vodicka escuchó como respuesta del compañero que se alejaba.
De este modo se despidió el buen soldado Svejk del viejo zapador Vodicka. Como reza el dicho alemán: Wenn die Leute auseinander gehen, da sagen sie auf Wiedersehen!

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Y unos cuantos ejemplos más, de borracheras, de psicópatas asesinos, de tarugos con mando muy cabrones, de sacrilegios y de blasfemias. Pero si os apetece, os leéis el libro, que es un repertorio de perlas como estas.

martes, abril 14, 2009

Tengo tanta mala sangre estancada que temo que un día que la deje fluir, no pare. Pero, siendo verdad que podría emponzoñarme el horizonte, no es menos cierto que me consume por dentro, y de vez en cuando, cuando abro el grifo, le toca a alguien estar cerca. En cierta ocasión le largué a un Antonio, que sólo volví a ver una vez, un rollo de borracho de los que sólo había visto en películas. A mis amigos cercanos los tengo fritos, ¡pero me siguen queriendo!

El otro día vi a una amiga, que tampoco lo es tanto, sólo para abrir un poco la válvula. Eso es malo, por lo general.

Una vez me dijo mi madre, de mi hermano que acababa de cortar una relación: "no le estará contanto a la chica con la que va a salir ahora el rollo lacrimógeno de la otra con la que acaba de romper, ¿no?" Y yo: "mamá, mi hermano es tonto -todos los hermanos mayores lo son, y mucho- pero no tanto".

Y sin embargo ahí estaba yo, con la cabeza alta, pero deshaciéndome en singultos espasmódicos. Pero no era tan fiero el león que acabó rugiendo como el que yo me figuraba que tendría dentro. Maulló un poco, el misérrimo gato, y calló. El resto del tiempo, como la seda.

Va a ser que al final no tengo tan encarnadas las uñas como pensaba, o que catalizo bien mis flujos emocionales. En cualquier caso, son buenas nuevas.

domingo, marzo 01, 2009

Un rapidísimo apunte

"he had travelled to Tokyo, New York and London. He became a world known actor. Then he got back to his life in Namibia, to raise cattle. Nothing that was worth to us, was worth to him" (About "Gods must be crazy" main actor)

Cuando tenía cuatro años, un día, mi maestra, B. Pais, tuvo la pala pata de enfermar, conque nosotros, sus niños, nos repartimos por las clases de sus compañeras maestras para que nos acogieran.
Con cuatro años, estaba todavía en "materna", no aprendíamos a leer, sólo hacíamos algunas letras en un cuadernillo. Pero aquel malhadado día, nos mezclaron con niños mayores que nosotros, que ya iban a "prima elementare". La profesora, con un público de niños y niñas que sabían leer mezclados con niños ignorantes aún de los poderes de las letras, se afanaba por encima de una pizarra, la tiza dale que te pego, tejiendo símbolos arcanos.
Observar aquel galimatías, me produjo el más sincero desasosiego que recuerdo en toda mi vida (y destaco que son diecinueve años los que han pasado), y no pude dejar de llorar volviendo a casa, pensando la tarea enorme que se me venía encima: ¡¡aprender a leer, nada menos!! Antes que pasara un año, aquella pizarra tenía que acabar significando algo.

El miércoles pasado, una alumna de quinto, nos expuso su proyecto de fin de carrera. Observar todas aquellas láminas, exaustivamente cargadas de información, de diseño, de sudor y sangre, me produjo una regresión a aquellos tiempos remotos en que las letras eran arañas blancas de tiza. Hoy me pregunto, si no en un año (que hay que ser realistas), ¿cómo? Digo ¡¿Cuándo? ¿Podré yo con eso?! Dios, es tan corto el amor, ¡es tan largo el olvido!

domingo, febrero 01, 2009

De aquí:

SEVEN times Grand Slam winner Mats Wilander's stock-in-trade approach to big tournament success was born of necessity: brains over brawn.

The slightly built Swede gathered his seven Grand Slam titles on every surface - grass, clay, hardcourt and Rebound Ace - to earn a reputation as Mr Cerebral.

Wilander cunningly plied his trade in the company of power merchants, world-class serve-volleyers and baseliners.

Wilander succeeded almost by stealth, finding a solution where others couldn't.

Wilander, now 44, peers on to Rod Laver Arena and watches Rafael Nadal monstering Roko Karanusic.

"It's no wonder that even Roger Federer has a problem playing him because you never see (anything like) it," Wilander said.

"It's a different ball."

According to Time Magazine, research shows Nadal's viciously spun forehand is far more lethal and problematic than that of his fellow leviathans.

Not only is the trajectory rare, because of its height, so is the spin.

"San Francisco-based tennis researcher John Yandell has used video-capture technology to record the topspin of Nadal's forehand," Time said.

"He found that Nadal's shot rotates at an average of 3200 times a minute.

"Andre Agassi, one of the game's great shotmakers, generated 1900 rotations per minute in his prime."

Wilander says Nadal is able to conjure a deadly blend of power and mystery with racquet and ball because of a genetic gift - strength.

Nadal plays tennis left-handed but is naturally right-handed and does everything else with his right hand.

Nadal was introduced to tennis at the age of three.

Soon after, uncle and coach Toni decided Rafa should play left-handed to capitalise on the bamboozling nuances players such as John McEnroe, Rod Laver, Martina Navratilova and Jimmy Connors have exploited. It was a masterstroke.

So, too, the self-styled coach's decision not to alter Rafa's extreme grips and swings. Almost inadvertently, he created a style so far removed from the text book it is now changing the sport.

Todd Woodbridge says Nadal is more extreme than his southpaw forebears.

"Their angles come completely different to what everybody is used to," Woodbridge said.

"Their spins come on to the racquet different to what everybody practises."

Nadal used those spins last season to become the first player since Bjorn Borg in 1980 to annexe what used to be polar opposite surfaces and tournaments - Wimbledon's grass and the French Open's clay.

For good measure, the Mallorcan won the Olympic Games gold medal on hardcourt and usurped Federer as world No. 1.

"Nadal uses a very fast racquet through the air, aerodynamically and it's light," Woodbridge said. "He's one of the first players that's come along that's started as a junior with the string in his racquet that has changed the game."

American coach Brad Gilbert describes the Spaniard's style as "an education in pain".

"It's a dream win here, one Grand Slam on hard court," said Nadal, the first Spaniard to win the Australian Open. "I worked very hard all my life to improve the tennis outside of clay. I'm very happy for the title. Today was really a lot of emotions on court."

For the fifth straight time, the 22-year-old Spaniard proved that he has become a mentally stronger and physically more resilient player than Federer, beating down the normally cool-handed Swiss when the hours grew long and moments became tenser.

"There's huge collateral damage from this match," said the Tennis Channel's Justin Gimelstob. "Now he's beaten him on grass, clay and hard and there's no barrier that hasn't been broken. Hardcourts is the most fair surface and there are harsh realities to be dealt with."

For all the talk of Federer's automatic ascension to the accolade of the greatest of all time, it has been the much-improved Nadal who has been the more ambitious and resourceful player over the past 13 months.

"Roger can't be called the greatest ever yet," said U.S. Davis Cup captain Patrick McEnroe.

Since June, Nadal has won three of the last four majors as well as the Olympic gold medal. He torched Federer in the 2008 French Open final for his fourth straight Roland Garros crown, stopped Federer's five-title Wimbledon streak in a five-set classic for his first major off clay and then on Sunday, won his first major on the surface that has troubled himself the most, hard courts, by contesting a near perfect fifth set, committing only two unforced errors to 14 from his worn down foe.


Other legends, such as John McEnroe and Stefan Edberg, have won marathon semifinals and went on to win Grand Slam finals, but Nadal's feat, a five-hour and 14-minute marathon victory over the red-hot Fernando Verdasco in the semis, followed up by a four-hour and 23-minute win over Federer, who went into the last day with a 8-0 record in hard court major finals, owns a special place in the record books.

"It was the greatest physical achievement in the history of tennis," said Gimelstob. "People talk about Wimbledon because of the drama, but you take the level of players and that the surface is so equitable, it was the greatest tennis shotmaking ever. There has never been anything close to that, how they challenged each other to come up with great stuff, until the beginning of the fifth set when there was huge depreciation on Federer's side. It was sick."

Given that he had worn down at the hard court Slams before and had trouble knocking off offensive players at the Australian Open and U.S. Opens in years prior (think Gonzalez, Tsonga, Murray), the left-handed Nadal still needed to show that he could successfully combine a defensive and offense posture and find a winning formula on hardcourts. While his base is much the same — kick and slice serves into his foes' backhands, hammer away with his huge forehand and use his legs to run down even the most impossible balls — his improvements are obvious. His slapping, two-handed backhand has become more powerful, he's more sure-handed at the net, he changes the direction of his groundstrokes more intelligently, and his one-handed slice has improved, as has his use of drop shots.

While on the outside it appeared that Nadal might not pull up fresh and healthy for the final, his camp and those members of the Spanish press who follow him closely had little doubt that he would arrive on court doing the same boxer's split steps that he has done throughout his career.


Nadal is a Toro, with a capital T.

He gored through Federer in the first set, poking holes in his backhand with slice serves and hooking forehands.

The Swiss showed his champion's heart in the second set, steeping more gamely into his backhand and mixing up the pace and angles of his groundstrokes.

In the third set, there was a little reason for doubt, when after the seventh game and up 4-3, Nadal called for the trainer to have his right leg massaged as he was no longer getting a good enough push off that leg, the one that allows him to crush two-handed backhands from an open stance. But it loosened up again and he found the vast fathomless inner reserve where his hellfires burn deep.

He dug in his pitchfork and once again struck.

He fought off six break points in his next two service games, three with ball-bursting groundstrokes.

In the tiebreaker, a nervous Federer played sloppily, while Nadal shot off some multi-colored fireworks. At 5-3, in a rousing end-to-end rally, he stretched out for a rocket Federer crosscourt forehand and kissed a low backhand volley crosscourt for the winner. A stunned Fed then double-faulted to lose the set

"Rafa believes in a different level than Federer does," said four-time Grand Slam champion Jim Courier. "I think Federer only believes in that level against other players."

The Swiss would not go away quietly and once again showed his champion's heart and lungs, winning the fourth set by punishing himself to fly more quickly to the ball, to make better use of his forehand and not to shy away from the net, even though Nadal was crushing hard to handle passing shots.

It was assumed by his large amount of supporters at Laver Arena that Federer would once again rise to occasion, or at least bring the battle to the highest mountaintop and perish taking one last heroic swing at the edge of the cliff.

But he did not and in the first time off clay, he completely folded, playing a soft, directionless set where he was broken to 3-1 on three consecutive unforced errors and was broken again to lose the match on an oddly missed forehand.

Nadal soaked in the applause while later, when accepting the runner-up trophy, Federer cried a good three minutes and then cried again going into the locker room.

"God, it's killing me," he said to the crowd.

It sure must be. Federer has sunk deep into the spongy clay at Roland Garros after being smashed by Nadal, but he had never been so thoroughly beaten in a final set of a major off dirt.

"Roger basically folded in the fifth," McEnroe said. "He succumbed to the pressure. Chasing the record 14 is tough and obviously the guy is in his head. It's going to be difficult for Roger to come back from this."

McEnroe believes that Federer plays Nadal all wrong, that he could make simple tactical adjustments that would allow him to grab victories rather than play on the Spaniard's terms. Federer does not do enough in his return games, rarely attempting to step around and hit forehands and allowing Nadal to go into his backhand 90 percent of the time with his serves, even when those serves aren't always of the high qualities.

"He needs a coach," McEnroe said. "He's never had to adjust to something because he's been so talented he could go out there and figure it out. All of sudden he's playing a guy he can't do it against. He's so stubborn."

Federer still sits one Grand Slam title from tying Pete Sampras' all time Grand Slam mark of 14 majors, and as motivated and as talented as he is, it's hard to think that he won't break the record.

"I love this game," Federer said. "It means the world to me, so it hurts when you lose."

But even if he does do it this year, Sampras will retain one major edge over him — that he owned winning records against his greatest rivals. Federer, who is now 6-13 against Nadal, cannot claim that very important distinction.

"It's a huge tipping point in the greatest-ever debate," said Gimelstob. " I think Roger will surpass Pete, but if Nadal plays 6-10 more years, there's endless opportunities for him to rewrite the record books. I don't care how far Federer goes over Sampras, Nadal is still a threat. It all depends on his body. He's getting better and he's a physical beast. There's no one comparable."



De aquí:

MELBOURNE - The so-called soon to be greatest player ever was out-fought by his most significant rival again, putting a long pause in the discussion of Roger Federer's place in the history.

In a truly remarkable and gutsy performance, Rafael Nadal shook down Federer 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6, 6-2 in the final of the Australian Open on Sunday, grabbing his sixth Grand Slam title and becoming the first man since Andre Agassi in 1999 to win majors on three different surfaces.

"It's a dream win here, one Grand Slam on hard court," said Nadal, the first Spaniard to win the Australian Open. "I worked very hard all my life to improve the tennis outside of clay. I'm very happy for the title. Today was really a lot of emotions on court."

For the fifth straight time, the 22-year-old Spaniard proved that he has become a mentally stronger and physically more resilient player than Federer, beating down the normally cool-handed Swiss when the hours grew long and moments became tenser.

"There's huge collateral damage from this match," said the Tennis Channel's Justin Gimelstob. "Now he's beaten him on grass, clay and hard and there's no barrier that hasn't been broken. Hardcourts is the most fair surface and there are harsh realities to be dealt with."

For all the talk of Federer's automatic ascension to the accolade of the greatest of all time, it has been the much-improved Nadal who has been the more ambitious and resourceful player over the past 13 months.

"Roger can't be called the greatest ever yet," said U.S. Davis Cup captain Patrick McEnroe.

Since June, Nadal has won three of the last four majors as well as the Olympic gold medal. He torched Federer in the 2008 French Open final for his fourth straight Roland Garros crown, stopped Federer's five-title Wimbledon streak in a five-set classic for his first major off clay and then on Sunday, won his first major on the surface that has troubled himself the most, hard courts, by contesting a near perfect fifth set, committing only two unforced errors to 14 from his worn down foe.

Other legends, such as John McEnroe and Stefan Edberg, have won marathon semifinals and went on to win Grand Slam finals, but Nadal's feat, a five-hour and 14-minute marathon victory over the red-hot Fernando Verdasco in the semis, followed up by a four-hour and 23-minute win over Federer, who went into the last day with a 8-0 record in hard court major finals, owns a special place in the record books.

"It was the greatest physical achievement in the history of tennis," said Gimelstob. "People talk about Wimbledon because of the drama, but you take the level of players and that the surface is so equitable, it was the greatest tennis shotmaking ever. There has never been anything close to that, how they challenged each other to come up with great stuff, until the beginning of the fifth set when there was huge depreciation on Federer's side. It was sick."

Given that he had worn down at the hard court Slams before and had trouble knocking off offensive players at the Australian Open and U.S. Opens in years prior (think Gonzalez, Tsonga, Murray), the left-handed Nadal still needed to show that he could successfully combine a defensive and offense posture and find a winning formula on hardcourts. While his base is much the same — kick and slice serves into his foes' backhands, hammer away with his huge forehand and use his legs to run down even the most impossible balls — his improvements are obvious. His slapping, two-handed backhand has become more powerful, he's more sure-handed at the net, he changes the direction of his groundstrokes more intelligently, and his one-handed slice has improved, as has his use of drop shots.

While on the outside it appeared that Nadal might not pull up fresh and healthy for the final, his camp and those members of the Spanish press who follow him closely had little doubt that he would arrive on court doing the same boxer's split steps that he has done throughout his career.

Nadal is a Toro, with a capital T.

He gored through Federer in the first set, poking holes in his backhand with slice serves and hooking forehands.

The Swiss showed his champion's heart in the second set, steeping more gamely into his backhand and mixing up the pace and angles of his groundstrokes.

In the third set, there was a little reason for doubt, when after the seventh game and up 4-3, Nadal called for the trainer to have his right leg massaged as he was no longer getting a good enough push off that leg, the one that allows him to crush two-handed backhands from an open stance. But it loosened up again and he found the vast fathomless inner reserve where his hellfires burn deep.

He dug in his pitchfork and once again struck.

He fought off six break points in his next two service games, three with ball-bursting groundstrokes.

In the tiebreaker, a nervous Federer played sloppily, while Nadal shot off some multi-colored fireworks. At 5-3, in a rousing end-to-end rally, he stretched out for a rocket Federer crosscourt forehand and kissed a low backhand volley crosscourt for the winner. A stunned Fed then double-faulted to lose the set

"Rafa believes in a different level than Federer does," said four-time Grand Slam champion Jim Courier. "I think Federer only believes in that level against other players."

The Swiss would not go away quietly and once again showed his champion's heart and lungs, winning the fourth set by punishing himself to fly more quickly to the ball, to make better use of his forehand and not to shy away from the net, even though Nadal was crushing hard to handle passing shots.

It was assumed by his large amount of supporters at Laver Arena that Federer would once again rise to occasion, or at least bring the battle to the highest mountaintop and perish taking one last heroic swing at the edge of the cliff.

But he did not and in the first time off clay, he completely folded, playing a soft, directionless set where he was broken to 3-1 on three consecutive unforced errors and was broken again to lose the match on an oddly missed forehand.

Nadal soaked in the applause while later, when accepting the runner-up trophy, Federer cried a good three minutes and then cried again going into the locker room.

"God, it's killing me," he said to the crowd.

It sure must be. Federer has sunk deep into the spongy clay at Roland Garros after being smashed by Nadal, but he had never been so thoroughly beaten in a final set of a major off dirt.

"Roger basically folded in the fifth," McEnroe said. "He succumbed to the pressure. Chasing the record 14 is tough and obviously the guy is in his head. It's going to be difficult for Roger to come back from this."


McEnroe believes that Federer plays Nadal all wrong, that he could make simple tactical adjustments that would allow him to grab victories rather than play on the Spaniard's terms. Federer does not do enough in his return games, rarely attempting to step around and hit forehands and allowing Nadal to go into his backhand 90 percent of the time with his serves, even when those serves aren't always of the high qualities.

"He needs a coach," McEnroe said. "He's never had to adjust to something because he's been so talented he could go out there and figure it out. All of sudden he's playing a guy he can't do it against. He's so stubborn."

Federer still sits one Grand Slam title from tying Pete Sampras' all time Grand Slam mark of 14 majors, and as motivated and as talented as he is, it's hard to think that he won't break the record.

"I love this game," Federer said. "It means the world to me, so it hurts when you lose."

But even if he does do it this year, Sampras will retain one major edge over him — that he owned winning records against his greatest rivals. Federer, who is now 6-13 against Nadal, cannot claim that very important distinction.

"It's a huge tipping point in the greatest-ever debate," said Gimelstob. " I think Roger will surpass Pete, but if Nadal plays 6-10 more years, there's endless opportunities for him to rewrite the record books. I don't care how far Federer goes over Sampras, Nadal is still a threat. It all depends on his body. He's getting better and he's a physical beast. There's no one comparable."

martes, diciembre 30, 2008

Estaba pensando en una entrada apoteósica, llena de explicaciones, de trompetas y tambores. Saludar, desde este íntimo rincón que ya no lee nadie que no busque instrucciones para pelar manzanas en google *, y empezar a destilar éter.

Pero tengo intención de cambiar algo, empezando por descartar cosas superfluas, salvo porque el arte es completamente superfluo, que dice Oscar Wilde, y a eso no renuncio. Me explico: superfluo en tanto que quiero purificar un estilo contaminado por una escuela dominante en mi tiempo, que empieza ya apestar, viciado de figuras gratuitas, neoculterano.

Así pues, sin más, la crítica de un libro a falta de quince páginas para acabármelo. Quince páginas que no tengo intención de leerme. Un acto poético, que decía Jodorowsky.

Un puente sobre el Drina
Ivo Andric, 1945

Llevo cuatro meses con el maldito libro de los huevos. Es una obra maestra, una auténtica delicatessen, lo mejor que dio de sí un genio. Perlas de sabiduría concentrada, a espuertas.

Cuenta la historia del puente de Visegrad (ciudad bosnia en la frontera con Serbia) desde su construcción por los otomanos a mediados del siglo XVI hasta la Primera Guerra Mundial.

Dicho lo dicho, puede parecer que es algo tipo: "la construcción del puente sirve de excusa para ahondar en la mágica alma del autor que con tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo maravillosa maestría consigue retratar el espíritu de los intrincados acontecimientos que dieron la vuelta al curso de la tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo tengo regomeyo la historia". Y en la contraportada algo así como "El autor nació en Barcelona hace dos telediarios y ha ganado el premio Planeta por su novela "La Catedral Virtual". Le gusta la fotografía y cultiva plantas carnívoras".

Pero no.

El autor es Premio Nobel, y la historia del puente no sirve de excusa para retratar una mierda. La historia del puente es, básicamente, la historia del puente. Claro que hay personajes, porque si no no sería una novela, sino un tratado sobre puentes, y yo no sería un lector aficionado a la literatura, sino un ingeniero de caminos. Por suerte, no soy ingeniero, así que para que yo me leyera su libro, el señor Ivo Andric, que era un genio pero probablemente no tenía interés profesional en la ingeniería civil, tuvo que meter personajes e historias en la novela. Una ristra de personajes. En quinientos años, caben muchos nombres. Mete tantos rostros que para explicarlos no hace que vayan y hablen, sino que sintéticamente, con la clarividencia propia de un genio, con cuatro pinceladas, te da una visión global y clara de quién es ese sujeto y hace que no sea en absoluto un personaje plano.

Y esa síntesis tiene un mérito descomunal... con una contrapartida que es la que me ha matado como suscriptor del resto de la obra del escritor serbio, por lo menos en un año: semejante catedral de alfileres de orfebre es sólo para carreras de fondo. Y ya basta, por ahora.

Luego los personajes hablan y demuestran ser lo que se dice que son, pero sólo para desarrollar la historia que frecuentemente viene a ser la leyenda oral tradicional (que no sé si existirá de verdad) que rodea a cualquier edificio viejo, enriquecida con radios (que no ramificaciones) largos.

Y sí, claro, habla, como efectivamente dice la contraportada de mi libro, de los conflictos en (jajaja) la eterna comunidad imposible, y fortísimos escalofríos te recorren la espina dorsal cuando por fin entiendes de qué coño va la saludable visión orientalista del mundo de los musulmanes, y empatizas. Pero esas epifanías hay que arrancárselas de las tripas a un tocho.

La novela es también, se da uno cuenta al final y por eso no voy a explayarme, el fulcro para una elegía.

*
Es increíble: llevo años posicionado primero al buscar "pelar manzanas" sin comillas, tres cuartas partes de mis visitas entran por aquella entrada, de la que por desgracia no me siento especialmente orgulloso

jueves, abril 13, 2006

The End

Me parece una falta de respeto para el que siga entrando aquí no avisar de que esto no se va a actualizar más.

Me gusta hacer regalos cuando sé que van a ser completamente inútiles.

sábado, enero 28, 2006

Escalera cósmica

Posaba el pie el la huella y subía la tabica del último tramo de la escalera desde cuya cima, le habían asegurado, se veía el mundo entero. Conforme se alejaba de lo que en su marco de referencia era “el suelo”, los escalones estaban cada vez más erosionados. Ante esta observación, no había dejado de admirarse en el ejercicio mental de inventar hipótesis para explicarse tan rara experiencia.


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Sabía que aquellos escalones estaban allí desde que empezara el mundo y sabía asimismo que los que él pisaba ahora, eran los mismos que hollaran Dioses y gigantes al principio de los tiempos. Todo el que hubiera llegado al escalón número quinientos tenía que haber pisado el cuatrocientos noventa y nueve, o por lo menos, el cuatrocientos noventa y ocho o noventa y siete.

No todo el que hubiera empezado a subir se había visto a sí mismo en la cima, así pues, conforme llegaba más y más arriba, era obvio que los escalereadores iban a ser cada vez menos numerosos. En estas circunstancias, y contando con que la dureza de la materia de cada escalón era distinta para cada uno pero repartida de manera aleatoria entre todos los materiales de cada uno de los escalones, iba en apariencia contra las leyes de la probabilidad el encontrarse tantos escalones desgastados en lo alto y tantos escalones prácticamente intactos hacia abajo.

Imaginaba que aquellos escalones estaban allí para hacer pensar a los escalereadores, porque los peldaños eran en verdad innumerables y hacía ya épocas que había perdido una cuenta que nunca se atrevió a comenzar. Imaginaba que alguien los había colocado con el tino suficiente como para que el escalereador casual no cayera en la locura inducida por la monotonía de una tarea que exigía tan poca concentración en sí misma, como concentración se exigía en tanto en cuanto el escalereador no debía mirar atrás so pena de quedarse a medias en su periplo.

Imaginaba el tino de un individuo factor y excluía inconscientemente la aleatoriedad que conocía. Pero era largo el tiempo y con la eternidad a la vista llegaba a comprender su propio inconsciente y a tacharlo de insensato.

Imaginaba las maravillas que debía ver desde arriba, miraba hacia delante y hacia abajo y forzaba su mente a la inconsciencia de los laterales que a tantos debían haber perdido, consecuentemente restriñía a voluntad su campo de visión y fluía hacia arriba en la esperanza de un oportuno Aleph.

Conforme subía, olvidaba.

Eones ha, dedicaba su mente a la escalera, y recordaba el mundo. Ponía un nombre a cada uno los escalones, nombres masculinos para los más desgastados, nombres femeninos para los más enteros. Aún se repetía en letanía las únicas palabras que no había olvidado, que sólo recordaba como parte intrínseca del proceso de ascensión, el mismo proceso de purificación espiritual al que se sometía en la infinidad del tiempo que ya percibía en toda su extensión.

Y ya no subía escaleras, sólo era un escalereador que se había perdido, subiendo, purificando, olvidando y ya no había último tramo de escaleras porque no era capaz de recordar el concepto.



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Subía y ponía nombres a los escalones, nombres femeninos a los más pardos, nombres masculinos a los más decididos, y señalaba los pares para estar seguro de qué pisaba y de que no volvía a pisar lo que ya había marcado.

Otro escalereador, desde su referencia, subía y subía y veía a lo alto, a lo bajo y a lo profundo, porque nadie le había dicho que no tuviera que hacerlo, y no sólo se preguntaba por el color, la textura, la densidad y la calidad del material que pisaba, sino también por la de los adyacentes, y se asombraba al contemplar que su punto de vista del mundo era enteramente subjetivo, puesto que el que subiera no significaba para todo el mundo lo que para él.

Veía, pasar, espíritus que pisaban la tabica de sus propios peldaños, cuyo abajo le era ortogonal y cuya base le quedaba dislocada. Veía escalereadores que no siempre le veían a él y advertía que si él se contaba como escalereador que avanzara hacia delante y arriba, otros avanzaban, según su referencia, hacia atrás y abajo, hacia atrás y arriba, hacia delante y abajo, todo en su mismo tramo de escalera.

Y se preguntaba cómo debía ser cada una de sus bases respectivas, no era una curiosidad agresiva la que le oprimía el pecho cuando se daba cuenta de que no todos ellos eran capaces, no ya de comprender su arriba y su adelante, sino de verle siquiera avanzar. Su curiosidad no era agresiva porque según su arriba y su abajo personales, que veía y referenciaba los demás respecto del suyo propio, no lo era. Sí lo era para otros escalereadores que veían en los ojos del escalereador el impulso de quererse apoderar de sus propias bases, que cada uno consideraban tan íntimas e inatacables, incomprensibles para todo el que no fuera el mismo escalereador, en la visión del mismo, y a menudo tan decididamente superiores a las demás, tales que inspiraban envidia.